Cartas de los lectores No. 124

EL CLON INFINITO. ¿Y para qué seguir en el juego de espejos de la re-elección? No tiene ningún sentido. Si miramos bien las cosas, todos los aspirantes al poder no son otra cosa que clones del mesías colérico. Incluso aquellos que, como Petro, dicen representar las antípodas y mostrar rutas divergentes. Todos, escúchenme bien, absolutamente todos son en el fondo uribistas y juegan como títeres en una obra de teatro cuyo final es previsible. Es uribista Nohemí por el partido conservador, es uribista de izquierda Petro, es uribista soterrado Fajardo, es uribista freudiano Uribito, es uribista el contradictorio Leyva Durán. Son seis personajes con el mismo autor. El juego de adolecentes del poder resulta ya enervante. De cualquier forma será reelegido. María Camila Díaz, Cali.

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UBU REY SIGUE CAMPEANTE. Señor director: entre los muchos engendros creados por la literatura para retratar el poder, mostrar sus mecanismos terroríficos y desnudar su delirio, existe uno que me parece perfecto, como que se vale de la risa y el urticante cinismo para poner en escena los rituales de la dominación, la reducción al absurdo de cualquier proyecto histórico. Se trata del perenne Ubu Rey, creado para nuestro solaz por el magnífico Alfred Jarry y que ha permanece incólume y es representado con festiva animosidad en los más diversos escenarios del mundo. Pues bien, una muestra de que lo allí imaginado no es un simple divertimento dadaísta -y recordemos que la imaginación siempre tiene la vanguardia de la realidad enmascarada- está la última escena protagonizada por el Coronel Hugo Chávez en las inmediaciones del Palacio de Miraflores, y donde la deidad encarnada del país vecino se dio a la tarea esperpéntica de expropiar a dedo cuanta propiedad se cruzaba en su camino, preguntando pero sin escuchar a quién le caía el azote y la desgracia. Fue un espectáculo muy expresivo y colorido, muy folk y, por supuesto, preocupante, y creo que le hizo un muy flaco favor al discurso bolivariano que dice representar. Porque, piensa el observador cauto, si frente a las cámaras de la televisión, y con arrogancia impresionante, se cometen estos desafueros, que se puede esperar que ocurra en la sombra y entre los bastidores. Aquí el líder mostró el lado irracional de su proyecto enardecido. Igual que el monarca patafísico sus leyes y decretos parecen surgir de su ánimo, no hay balanzas para nada y quienes se encuentra en la parte inferior del organigrama de poder sencillamente han quedado a la espera de que les llegue su hora. Ubu Rey ha regresado y está en tierras venezolanas. Luis Alejandro Ordoñez, pero no el procurador, Bogotá.