El incendiario

Mario Vargas Llosa
Reproducimos un polémico fragmento de la conversación titulada “No hemos accedido al erotismo”, realizada por Gonzalo Márquez Cristo con el Premio Nobel de Literatura 2010, publicada en el libro Grandes entrevistas de Común Presencia, que estará la próxima semana en todas las librerías de Colombia. La versión completa también podrá leerse a partir del 30 de octubre en El Tiempo.Com
Escogemos estas candentes opiniones para resaltar la parte iconoclasta del escritor peruano y su poca complacencia con las servidumbres mediáticas que acostumbran tiranizarnos.

¿Y en cuanto al cine cuáles son los directores que prefiere?
—Haré una confidencia que seguramente muchos cineastas reprocharán. Aunque el cine me gusta jamás lo he tomado en serio, nunca con la seriedad con la que asumo la literatura. Creo que es fundamentalmente un entretenimiento, en lo maravilloso que tiene esa expresión y también en lo superficial. Cuando leo El reino de este mundo o Cien años de soledad, no soy un espectador pasivo como cuando veo un programa de televisión o una película, porque soy cómplice del creador. Estoy obligado a convertir esas figuritas impresas sobre el papel en imágenes y para ello tengo que poner en movimiento mis conocimientos e imaginación, sacar a mis fantasmas de mi intimidad para que esa ficción viva. Por otra parte, hay escasos ejemplos de cineastas que hayan sido creadores como pueden serlo los poetas y narradores; directores que a pesar de las inmensas dificultades y servidumbres que el medio les impone domesticando su creatividad, han conseguido fundar un mundo propio como Luis Buñuel, Luchino Visconti, Ingmar Bergman... Pero creo que son realmente muy pocos, y son anomalías de un género que en el abanico de las artes me parece menor.

Hans Magnus Enzenzberger dijo en Medellín: «Uno de los grandes problemas de nuestra civilización son los periodistas, tienen el cerebro más pequeño del mundo, se les llena con tres nombres: el de una actriz, un político y un deportista.» ¿Por qué los mal llamados medios de comunicación se han disociado tanto de la cultura?
—La televisión es la gigante de la información, campo en el que ha prestado un avance prodigioso en nuestro tiempo, pero jamás ha sido creadora. En algunos casos excepcionales como en Inglaterra, durante un tiempo pareció que iba a ser un gran instrumento de creación pero esto se ha truncado. La televisión no ha producido en el campo del arte o de la cultura nada digno de memoria que se pueda comparar con lo que han producido las artes, y al parecer su tendencia va en dirección contraria. Los productos típicamente televisivos incrementan la imbecilidad humana de una manera extraordinaria. Esa es la realidad. La ficción de las telenovelas es idiota, hecha para idiotas, y ha unificado a la sociedad por lo más bajo. Las telenovelas que son un gran producto latinoamericano sin duda entretienen a mucha gente porque hay millones de personas que se contentan con esa pobre, rudimentaria ración de ficción, de irrealidad en sus vidas. A mí me aterra el futuro de una humanidad que busca la ficción sólo a través de esos mediocres productos enlatados. Creo que la televisión es un instrumento extraordinario para la información, para la documentación de una realidad transeúnte... Pero que haya creado algo de fuerza imaginaria y trascendente que podamos ver dentro de veinte años, a mí se me escapa.