Cartas de los lectores No 134

LAS ILUSIONES PERDIDAS. Un pequeño comentario: no me hago ilusiones con Antanas, pero siempre será mejor limpiarnos los Mockus que la sangre. Gabriel Jaime Franco, poeta
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CONTRA FIORILLO. Confabulados, no queda muy clara la afirmación de Heriberto Fiorillo, cuando dice: "Tercero, creo que hay más obra de Raúl en mi libro que en todos los libros que él escribió, incluidos numerosos poemas inéditos", dado que la misma se caracteriza por la anfibología y si no estoy interpretando mal, por cierto egocentrismo. Álvaro Neil Franco.
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SOBRE MALDONADO. Me conmovieron de manera especial las palabras de Fernando publicadas en Con-Fabulación hace dos semanas y luego de ver Seraphine, una imagen de 2 segundos: Una silla en la blanca noche de inverno francés, refleja su propia sombra, llenó de sentido la frase con la que cierra la lucidez del vacío. "...Tarde o temprano un reflejo de todo ello podrá ser captado y a lo mejor, compartido por los que lo ven". De alguna manera, la silla, la sombra y la estética de lo elemental, me hicieron volar con la memoria a la obra de Maldonado, donde retumbaron su palabras, ya que la fuerza de su producción pictórica inevitablemente nos permite acceder a su esencia, a su complejidad, a sus cuestionamientos, pero sobre todo a su devoción por la pureza del concepto y el detalle en cada imagen. Con este artista, podemos corroborar que obra y texto se corresponden, palabra e idea son la oscuridad: "fuerza que prevalece en el universo" y, su creación es la "luz que adquiere una maravillosa intensidad" al irrumpir en nuestros sentidos. Sandra Patricia Monroy, psicóloga
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LOS BUENOS ENEMIGOS. Señores con-fabulados: Parece que los cultores de la artimaña sucia, la zancadilla ruin, la especia viperina y la injuria barata, se han dado cita en la carretera de la ilusión electoral, para desprestigiar al candidato del partido verde, Antanas Mockus, y de esa forma servir de esquiroles y colaboracionistas de la nefasta campaña de Juan Manuel Santos, prolongación, crepúsculo y caída de la ideología del presidente Uribe, y el más agresivo de sus muchachos. Por qué, me pregunto, hasta ahora empiezan a “cantar” todo lo que saben del profesor lituano? Es que únicamente les da por denunciar anomalías, yerros ideológicos y errores imperdonables, cuando conviene estratégicamente a los fines de poder de su secreto patrón? Pues bien, déjenme decirles que algo huele muy mal en este asunto. Porque mientras consideraban a Mockus una ficha inocua de la justa, no se preocupaban por hablar de él y lo pretendían casi inexistente. Ahora, cuando puntea sorpresivamente, están consternados con su hoja de vida. Es una falacia de la peor laya. Acérrimos practicantes de lo viperino, so sucio, lo personal y lo grosero salen al camino con sus garras afiladas. Desde el propio Santos, que trajo desde la decadente Miami a J.J Rendón, amo y señor de la publicidad sucia, hasta algún poeta  decadente que acostumbra infectar la red con sus diatribas, pasando por un sinnúmero de godos y por el patético traidor Roy Barrero, estos emisarios de la confusión y el terrorismo estúpido han declarado a Mockus objetivo militar. Y lo que le hacen es un favor, porque debido a sus oscuras popularidades, su prontuario vergonzante y sus claras intenciones de peligrosos guerreristas, terminan por hacerle un favor. O, mejor dicho: con enemigos así quién necesita amigos? Amparo Romero, Bogotá
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PETRO, EL MINUCIOSO. Con-fabuladores: Es hora de felicitar a Gustavo Petro, por cada una de las intervenciones que ha realizado desde que, en justa lid, ganó la candidatura del Polo Democrático. Pericia investigativa, hondura en la apreciación de la realidad, análisis que trasciende los estereotipos y lugares comunes para dictaminar las verdaderas causas de nuestro mar de dolencias, son la vitamina y la sustancia del pensamiento del candidato izquierdista, tan distinto a las pamplinadas y la frases manidas de los otros maratonistas, especialmente el muy falso Juan Manuel Santos y la patética y melodramática Noemí. Ojalá los electores tuvieran más fino el oído. Ruben Patiño, Barranquilla.