Alfredo Fressia: Canto desalojado

Cando desalojado del poeta uruguayo Alfredo Fressia, será presentado el próximo 20 de mayo dentro del V congreso Ibero-Americano de Traducción e Interpretación a celebrarse en Sao Paulo (Brasil). Alfredo Fressia, (Montevideo, Uruguay, 1948)  poeta, traductor y crítico literario y quien reside desde 1976 en São Paulo, complementa con este nuevo título una larga obra poética y ensayística premiada y traducida a varios idiomas, que incluye entre otros: Un esqueleto azul y otra agonía (Montevideo, 1973, Premio mec, Uruguay); Clave final (Montevideo, 1982); Noticias extranjeras (Montevideo, 1984); Destino: Rua Aurora (São Paulo, 1986); Cuarenta poemas (Montevideo, 1989); Frontera móvil (Montevideo, 1997, Premio mec, Uruguay); El futuro / O futuro (bilingüe, Lisboa, 1998); Amores impares (collage sobre textos de nueve poetas, Montevideo, 1998); Veloz eternidad (Montevideo, 1999, Premio mec, Uruguay); Eclipse (Montevideo, 2003). Otros libros del autor: Chéjov. Sobre su narrativa y teatro (en coautoría con Gustavo Martínez y Roberto Appratto, Montevideo, 1974); Introducción al “Tabaré” (Montevideo, 1976); El 900 (obra coletiva dirigida por Oscar Brando, t. 1, cap. “El novecientos brasileño”, Montevideo, 1999); Trinta e três poemas de Josefina Plá (introducción, selección y traducción, bilingüe, Lisboa-Portugal, 2002); Oficio de mulher (obra coletiva sobre la escritura de Josefina Plá, dirigida por Juan Luis Calbarro, capítulos “Escrito con luz negra” y “La señora de los gatos”, Fuerteventura-Islas Canarias, 2003). Y Ciudad de papel (2009). 

Canto desalojado, antología bilingüe bajo la traducción de Fabio Aristimunho Vargas, significa no sólo un justo reconocimiento a la brillante trayectoria literaria del autor, sino un largo vuelo emprendido por el compilador, sobre poemas de diversas épocas, desde las décadas de los 70s, 80s, 90s, 2000 que finaliza con la inclusión de algunos poemas inéditos. 


SANTO DOMINGO MULATO

La Iglesia y la Cárcel Real bajo la luna,
souvenirs de la Conquista, espectros íntimos
del siglo XVI en la Hispaniola.
Él me esperó tras el Alcázar de Colón
con el viejo walkman al oído
y una flor de caoba para la suerte.
Apresé su carne
y su alma
en mi boca,
mi hostia
sucia y sagrada.
Después me fui por la calle del Conde,
limpias las comisuras de los labios.
Un tambor escapaba del centro de la isla.



DESAYUNO EN SANTO DOMINGO

Ahoga el viento caliente
la noche grávida de Santo Domingo.
Abrí las ventanas para dibujar
mi silueta irreal contra la madrugada,
soy transparente como la espera
del estallar del día. Austero
el desayuno, huevo a la copa,
hirviente el café amargo.
Y entonces vi la exacta
pinta carmesí sobre la yema.
En la bahía el sol en trance
para nacer del mar, la galladura
en el huevo sideral.
Trago la yema tibia
con su promesa roja, mi parte
de sol mientras ardo en el café instantáneo
y nazco una mañana más
hasta el final abrupto.